Es una excelente oportunidad de entender la comunidad sorda y de valorar la capacidad de escuchar. Además de desarrollar habilidades como la dramatización, la imaginación y la creatividad para comunicar a través del cuerpo.
La metodología de las clases; la experiencia y calidez de los profes; y la participación activa de personas sordas en el proceso me permitieron vivir una real experiencia de inmersión lingüística y cultural, que para mí, es la mejor forma de aprender un nuevo idioma.